Enciclopedia de la Psicánica
Amor
La voluntad controlando espacio y controlando energía para el bienestar de lo amado. El amor comienza con el espacio, lo cual es la ausencia de energía negativa. El amor comienza con la voluntad aplicada en dar espacio tanto a ti mismo como a otros para que sean como son y no sean como no son. Luego, es la voluntad aplicada o expresada en la acción para cuidar, enseñar y hacer crecer las energías a tu alrededor, buscando el mayor bien al mayor número a largo plazo.
El amor es cualquier forma de energía positiva, sea interna o externa.
- Externamente: Como verbo (amar), el amor es toda acción que cuida, apoya y hace crece lo que se ama. Como sustantivo, el amor es cualquier forma de energía positiva: por ejemplo, comida y dinero.
- Internamente: La energía cual es el amor, primariamente es toda la gama de las emociones. Las emociones positivas son amor y las negativas anti-amor. Ya que vives tus emociones momento a momento, estás viviendo tu amor o tu anti-amor a cada momento de tu vida.
El amor es un acto de voluntad, del poder más elevado del ser. Amar no debe depender en cómo te sientes; debe ser todo el tiempo, no importa qué. La mayoría de los seres humanos viven un cambio constante de dar, o bien amor, o bien anti-amor, según cómo se sienten en el momento. Aman = dan energía positiva como respuesta a la energía positiva que reciben; pero dan energía negativa = anti-amor cuando reciben energía negativa. El verdadero amor sería dar espacio o inclusive dar energía positiva a la energía negativa. Solamente con tu voluntad puedes continuar amando cuando recibes anti-amor.
Jesucristo es un ejemplo excelente sobre el amor: Él usó su voluntad para dar espacio a toda la energía negativa = anti-amor, al máximo gradiente de anti-amor, que la raza humana haya sido capaz de innovar en todos los niveles: mental, emocional y físico (la crucifixión como un criminal). Él les devolvió en respuesta amor y perdón. La mayoría de los seres humanos ni siquiera pueden confrontar un pequeño insulto verbal o enfrentarse a una humillación sin caer en el anti-amor.